El Primer Paso es el Más Difícil

Muchas veces en la vida cristiana, nos encontramos en situaciones donde Dios nos pide que demos un paso de fe. Sin embargo, ese primer paso puede ser el más difícil de todos. Nos asaltan dudas, temores y preguntas: "¿Y si fallo? ¿Será realmente esto lo que Dios quiere para mí?". Pero algo que debemos recordar es que la obediencia a Dios, aunque parezca difícil al principio, siempre viene acompañada de Su dirección y bendición.

La Biblia nos da ejemplos maravillosos de hombres y mujeres que enfrentaron este mismo desafío, uno de los más conocidos es el de Abraham. En Génesis 12:1-4, Dios llama a Abraham a dejar su tierra, su familia y todo lo que conocía para ir a un lugar que Él le mostraría más adelante. No le dio todos los detalles, solo le pidió que confiara y obedeciera. Y Abraham, aunque probablemente tuvo miedo e incertidumbre, dio ese primer paso de fe. Como resultado, fue guiado por Dios hacia un destino que ni siquiera podía imaginar, convirtiéndose en el padre de una nación y en una gran bendición para el mundo.

Dar el primer paso es un acto de confianza absoluta en Dios, sabiendo que Él es fiel para guiarnos. Es natural sentir miedo cuando nos enfrentamos a lo desconocido, pero si estamos seguros de que Dios nos está llamando, podemos estar tranquilos de que Él tiene un plan perfecto.

Una breve historia que ilustra esta verdad es la de Sofía, una joven que sentía en su corazón el llamado de Dios a comenzar un ministerio de mujeres en su iglesia. Durante años, luchó con la idea, sintiendo que no era lo suficientemente capaz, que no tenía las herramientas necesarias y que quizás no era el momento adecuado. Cada vez que sentía el impulso de avanzar, el miedo la detenía. “¿Y si nadie viene? ¿Y si no puedo sostenerlo?”, se preguntaba constantemente.

Un día, después de mucha oración y consejería, Sofía decidió que no podía seguir esperando el momento perfecto. Dio el primer paso, organizando una pequeña reunión en su casa. Para su sorpresa, varias mujeres acudieron, y esa reunión se convirtió en un punto de partida para algo mucho más grande de lo que jamás imaginó. Hoy, el ministerio de mujeres que comenzó con tanta incertidumbre es una fuente de consuelo y guía para muchas.

Lo que aprendemos de la historia de Abraham y de personas como Sofía es que Dios no nos pide que tengamos todo resuelto antes de obedecer. Él solo pide que demos el primer paso, y Él se encargará del resto. La Biblia dice en Proverbios 3:5-6: “Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas”. Esta es la clave: confiar en Dios y en Su sabiduría, no en nuestra propia lógica o habilidad.

Si estás en una situación donde Dios te está llamando a dar un paso, aunque sea pequeño, recuerda que el primer paso siempre es el más difícil, pero también es el más importante. La obediencia a Dios abre la puerta para que Él revele su propósito en nuestra vida. No tengas miedo, da ese paso, porque detrás de él hay dirección, paz y bendición.

Con amor

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