ME DUELE EL EGO
- Entre nosotras Project
- 7 ene 2023
- 4 Min. de lectura

Hace unos meses mientras hablaba con mi líder sobre varias situaciones en mi vida, me recomendó leer un libro, el nombre es “La respuesta del espejo” de Timothy Keller. La recomendación se dio después de enviar varios audios en donde expresaba mi pesar y dolor por la actitud de ciertas personas hacia mi. Ella, muy sabiamente me dijo: “Lee el libro y luego conversamos” El libro habla sobre el orgullo. Durante 2 días me sumergí en sus páginas permitiendo que me escudriñara con cada una de sus letras, a la vez que relacionaba todo con las escrituras. Al finalizar me di cuenta que mis sentimientos no estaban heridos, era mi ego el que sangraba, al no recibir el aprecio, cuidado y admiración que yo creía merecer.
Estamos siempre esperando de las personas, esa espera a veces puede ser frustrante y dolorosa. Sobre todo, cuando nuestras expectativas frente al comportamiento de una persona se ven insatisfechas lastimando nuestro sentido de identidad, valía o propósito, es allí donde descubrimos que estamos batallando con nuestro ego. Por lo tanto tendremos que definirlo, ¿Qué es el ego? y ¿en qué se diferencia de la autoestima?.
La autoestima es el auto concepto, es decir, la percepción que tenemos de nosotros (puede ser saludable o no) Mientras que el ego, en una definición muy simple es la percepción que tenemos de nosotros, tras el lente de los demás, también se puede definir como el orgullo, algunos lo definen como el orgullo natural. Nuestro ego se ve herido cuando no sentimos que estamos recibiendo la aprobación, crédito o mérito en una situación y nos vemos en la obligación de reclamar nuestro sentido de identidad. Pero quiero aclarar, está bien ser celebrados y reconocidos, sin embargo esto no nos debería definir.
Todos queremos ser aceptados y reconocidos por las cosas buenas que hacemos. Salimos en nuestra propia defensa cuando algo nos parece injusto o nos sentimos decepcionados cuando alguien no responde a la altura de lo que nosotros desearíamos. En el fondo, todos ansiamos (sin excepción alguna) un cierto grado de meritocracia y que de alguna forma se nos rinda pleitesía.
Esa sensación a la cual nos aferramos en muchas ocasiones, por ejemplo:
Tener la última palabra en una discusión
Querer decir en voz alta “TE LO DIJE”
El pensar que nuestras ideas, formas, estrategias son mejores
El sacar del pasado cosas una y otra vez
El quejarnos y desacreditar a otros
El intentar defendernos sin observar nuestras equivocaciones
El buscar fallas en el otro, para establecer nuestra superioridad moral
El intentar minimizar una situación o al otro en cuestión
El ensalzar nuestras capacidades o habilidades
Cada vez que nos aferramos a esas ideas (incluso otras) estamos batallando con nuestro ego, porque implica que nuestra paz o sentido de aceptación está ligada a la situación o persona en cuestión. Nuestro EGO GRITA: NO ES JUSTO ESTO QUE ESTÁ PASANDO.
Cabe aclarar que esto no se refiere a ninguna situación que vulnere la dignidad humana. Me refiero específicamente a cuando nuestro orgullo está herido y sangrando buscando aprobación e identidad fuera de Dios.
“El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” Filipenses 2:6 (Énfasis añadido)
Jesús es nuestro mayor ejemplo de una identidad saludable, su ESTIMA, es decir, su valía no estaba en la posición de ser Dios. No se aferró a ello, su identidad no era la posición, su valor tampoco. Él sabía QUIÉN ERA, aun cuando su posición cambiara o los demás no lo supieran. No se sintió decepcionado, avergonzado, triste o solo, porque su pueblo no lo reconociera como Dios, incluso cuando la gente hablaba de su identidad, no lo definía. ¿Puedes notar la diferencia?
Nuestra batalla con el ego radica en querer probar a los demás quienes somos, sin aceptar primero quienes somos. Quien realmente tiene un enfoque correcto, no anda buscando aprobación fuera de Dios. Nuestra batalla con el ego, es una batalla por el enfoque. ¿En quién pondrás tu mirada para que te defina?
Una narración bíblica donde podemos ver más claro se encuentra en los capítulos, 3, 4, y 5 del libro de Ester.
Allí encontramos a Mardoqueo y también a Amán.
Aquí algunas observaciones:
MARDOQUEO | AMÁN |
Tenía un conocimiento profundo de sus raíces, de quien era para Dios y para los demás | Necesitaba ser celebrado y reconocido. No creía que todos fueran iguales ante los ojos de Dios, actuaba con superioridad |
Siempre estababuscando el bienestar común | Siempre estaba buscando el bienestar individual |
Proporcionaba espacios para servir a su pueblo y protegerlo. Era desinteresado y buscaba siempre estar al tanto de Ester | Era egoísta, creaba espacios para sentirse adulado y reconocido |
Cuando recibió una negativa no pensó en él, eso no robo su paz, sino que habló de la palabra | Cuando recibió una negativa se airó y busco venganza, quería que se hiciera su voluntad. |
Se humilló buscando la misericordia de Dios para con su pueblo. Reconocía que solo el señor es Dios | Maquinó y planeó como tomar venganza, para asegurarse de no sentirse nunca mas desacreditado o desautorizado. Usando su posición para fines egoístas. |
Cultivar nuestra identidad en Dios, nos evitará dolores innecesarios, buscando propósito y valor en lugares que no pueden proveerlos. Amán sufrió las consecuencias de cultivar y buscar una vida posicionada en los aplausos de los demás. Mardoqueo recibió los frutos de tener una vida de carácter, que no cambia aunque los otros cambien. Vivió a la luz del único que podía definirlo.
Responde estas preguntas con honestidad:
¿Qué importa que no se me dé el crédito? No debo imponerme, no debo dejar que me robe la paz, alguien se puede robar una idea, pero no se robará mi identidad.
¿Qué si esta persona no ve mi valor? ¿Dejo de valer? Mi valor no cambia, puedo estar en ambientes donde genuinamente sea apreciada
¿En qué cambia algo si alguien habla de mi? Pueden estar diciendo la verdad y yo no lo veo, pueden estar diciendo mentiras, el señor es mi justicia. En ambas direcciones gano.
¿Qué sucede si alguien no me agradece por algo en lo que me esforcé? Puedo aprender la belleza de hacer las cosas sin esperar nada a cambio.
¿Estoy esperando en otros para lograr ser? El señor me hizo SER antes de que el tiempo fuese.
La próxima vez que alguien no te dé el crédito o la honra que crees que mereces, recuerda: Solo hay uno digno de gloria y no se aferró a ella.
Con amor
Jilary con J
Recomendado
LIBRO “La respuesta del espejo” de Timothy Keller.
Comments