top of page

¿Por qué te ríes?

¿Por qué te ríes?


“Sara se rió para sí misma con incredulidad y dijo: ‘Una mujer de mi edad, ¿tendrá un bebé? Después de estar agotada, ¿disfrutaré ahora de la felicidad conyugal y concebiré... y con mi anciano marido?’”

Génesis 18:12 TPT


Cuando leí esta historia tan especial en esta temporada de mi vida, me sentí muy identificada con Sara. Muchas veces me he reído de las promesas que Dios me ha hecho porque no entiendo cómo las cumplirá; las he visto imposibles o lejanas.


Analicemos un poco el contexto de esta historia: El capítulo 18 del libro de Génesis nos presenta un momento lleno de significado en la vida de Abraham y Sara. En este pasaje, Dios reafirma su promesa de darles un hijo. Sara, una mujer de aproximadamente 90 años, siempre tuvo un gran anhelo: tener un hijo. Tanto así que intentó lograrlo por sus propios medios, sugiriéndole a su esposo que embarazara a su criada para cumplir este deseo. La promesa de Dios sobre su vida estaba firme, pero en su soberanía, Dios no le reveló ni el cómo ni el cuándo.


¡Qué difícil es para nosotras ir tras una promesa o esperar su cumplimiento sin una fecha o sin un plan! La mayoría de las veces queremos que Dios nos dé el rompecabezas completo, pero Él solo nos entrega una pieza: su promesa. Esa promesa demanda de nosotras una fe tan inquebrantable, que sea más que suficiente para abrazar el proceso y creer que el cumplimiento llegará. Es más importante el desierto que la tierra prometida; es allí donde nuestro corazón toma forma y podrá soportar la bendición que carga la promesa.


La respuesta de Sara es significativa y peculiar: se ríe. Sin embargo, esta risa está cargada de incredulidad, duda y quizás, una pizca de dolor por las esperanzas desvanecidas.


En este tiempo, me he sentido como Sara: rodeada de tantas promesas que Dios me ha hecho, pero dentro de mí me río con temor, preguntándome cómo y cuándo lo hará.


Hace 11 meses tomé una de las decisiones más importantes de mi vida: casarme con el hombre por el que siempre oré, el que siempre soñé. Dios me dio más de lo que esperaba; ha sido un camino de aprendizaje. Mi fe ha sido desafiada, confrontada y llevada a otro nivel. Pensaba que era una mujer de fe, hasta que me casé. Ha sido un reto completo; enfrentarme con gigantes en el camino, como una quiebra financiera, la muerte de la mujer que más amé sobre la faz de la tierra: mi mamá; además la sanidad y restauración de mi corazón, porque no sabía cuán herida y quebrada estaba. Son cosas que solo Dios pudo sacar a la superficie en el matrimonio. En este camino, me he hecho preguntas como Sara, me he reído como Sara, he dudado como Sara e incluso, he querido ayudar a Dios, igual que Sara.


Escribiendo, recordé que Dios me dijo que este año sería el año de mi promesa, de mi Isaac, que significa “me hará reír”, el año del cumplimiento. ¡Oh, sorpresa! Empiezo a vivir cosas que no me hacen reír, sino llorar; me llenan de dolor, de incertidumbre, y hacen que las promesas se difuminen. Y entonces Dios llega para recordarme sus promesas, hacerme muchas más, y yo le pregunto: “¿Cómo Dios? ¿Esta bien esto? ¿Has visto cómo ha sido mi año y dices que esto pasará?” No he reído como creía que lo haría. Pero Dios me habló, me dijo:


“Solo valoramos el gozo cuando lloramos, solo valoramos la promesa cuando hay un proceso, solo valoramos la sanidad cuando hubo dolor y enfermedad, solo valoramos la vida cuando hubo muerte, solo valoramos lo que tenemos cuando nos falta”.

Aunque ha venido la duda, he decidido creer en el Dios de la promesa, porque sé que si Él lo dijo, lo hará.


¿Cuál es la promesa que Dios te ha dado que te hace reír? ¡Piensa por un momento! Puede ser casarte, tener un hijo, tu sanidad, tener libertad, tener una casa, un carro, viajar, o que tu familia conozca a Jesús.


“Sara dijo: ‘Dios me ha hecho reír, y todo el que escuche esto se reirá conmigo’.”

Génesis 21:6 TPT


Dios siempre nos llama a una fe que trasciende nuestras limitaciones humanas. Oro para que, conforme a tu fe, sea hecho, porque Dios no se mueve por nuestras necesidades o deseos, sino conforme a nuestra fe. Si te ríes, que tu risa sea por el gozo que añade el cumplimiento, no por el temor o la duda; que sea porque confías en que Dios, una vez más, lo hará. Ensancha tu fe, cree, solamente cree y verás su gloria. No importa el tiempo que pase, Él lo hará y tú lo verás.


¡No desentierres con duda lo que sembraste con fe. Dios cumplirá lo que ha prometido!


Mi pregunta para ti es: ¿Por qué te ríes?



Con amor,


Nathy Sánchez.



Pd: Les recomiendo esta canción.


Comments


©2024 por Entre Nosotras Project.

bottom of page