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Señor ¿Cuál es mi propósito?



Toda mi vida pregunté: “Señor, ¿cuál es mi propósito?”. Creí haber encontrado la respuesta cuando estudiaba medicina, servía en la iglesia y estaba comprometida con un hombre con posición y dinero. Sin embargo, cuando todo eso se derrumbó, mi corazón se rompió y me alejé de Dios.

Luego de dos años, Dios me encontró, me restauró y me dio un nuevo “propósito”. Me gradué de una carrera que me apasionaba, me casé con un hombre maravilloso y empecé a servir en la iglesia. Sin embargo, nuevamente llegó a mi vida un quebranto muy fuerte: perdí mi trabajo y al pequeño al que yo quería llamar hijo. Todo en mi vida se derrumbó otra vez y me sentí perdida, sin propósito.

En ese momento, tenía dos caminos: enojarme y alejarme de Dios (repetir el ciclo que ya había vivido) o ser diligente con los sueños que Dios me había entregado, buscar consejo sabio, entrar en mayor intimidad con Dios y aferrarme a sus promesas. Ahí comprendí que nuestro propósito no es una meta terrenal que termina con nuestra muerte. Todo el camino recorrido, los procesos, mi carrera profesional, mi esposo, las lágrimas y los sueños, son parte del camino hacia mi propósito eterno, que, como dice 2 Timoteo 4:7-8, nuestra meta final es llegar a la presencia de Dios, nuestro propósito eterno es Jesús.


Todas queremos saber cuál es ese momento en el que vamos a decir: estoy cumpliendo el propósito de Dios, y se va a ver hermoso en redes sociales. Pero quiero que sepas que el proceso por el cual estás pasando, los momentos de dolor, tus lágrimas, Dios los usa para conducirte a tu propósito (2 Corintios 4:17-18). No importa si tu vida hoy no se ve como ese tablero de Pinterest o Instagram, si siembras tus lágrimas en Dios, Él las hará florecer y dar fruto. Nuestro propósito es eterno, no es una posición, un trabajo, un esposo o una carrera. Dios nos creó con un propósito en nuestro espíritu que no morirá con nosotros, sino que trascenderá a nuestras generaciones y continuará en el cielo.


Un día, Dios me recordó que mi propósito era preparar el camino (Isaías 40:1-3). No solo el camino para la venida de Cristo, sino también para mi familia, las chicas del grupo que discipulo, mis estudiantes y mis generaciones, y que ese camino será enderezado y trazado por Dios (Lucas 3:4-6). Eso ha significado vivir cosas dolorosas, cortar raíces generacionales, crecer en madurez y disciplina. Ahora entiendo por qué Dios no respondió antes a mi pregunta; no lo hubiera entendido ni aceptado. Hoy, me aferro a esas promesas, pienso en mis hijos, en las personas que van a conocer a Jesús a través de este camino y se me encharcan los ojos entendiendo todo lo que el señor va hacer. Este es un propósito eterno que no morirá conmigo y que me llevará a mi meta final: Jesucristo.


Hoy, más que animarlas a buscar desesperadamente su propósito, quiero que encuentren paz en el camino que están viviendo. Cada don, virtud y debilidad forma parte de ese camino. Sus familias, procesos y talentos las están conduciendo a esa meta. Busquemos primero lo que importa, busquemos intimidad con Dios, preguntémosle cuáles son sus planes para nosotras y, en ese camino, encontraremos la respuesta a la pregunta: "¿Señor, cuál es mi propósito?".


Con amor, Monik Trujillo

 
 
 

1 commentaire


Invité
09 sept. 2024

Gracias, que lindo. Dios te bendiga!

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