top of page

Señor, yo quiero ese hombre como esposo


Este título, más que ser un deseo confesado en oración, es una súplica que nació de mi corazón.


El deseo de compartir la vida con alguien especial es una necesidad legítima, puesta en nuestros corazones por Dios mismo. Sin embargo, cuando ese deseo se convierte en una oración constante, puede ser difícil discernir si estamos alineando nuestros deseos con la voluntad de Dios o si simplemente estamos tratando de imponer nuestra propia agenda.


En estos momentos, es esencial recordar lo que dice la Escritura: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿Quién lo conocerá?" (Jeremías 17:9). Es un recordatorio de que nuestros sentimientos, aunque fuertes y sinceros, necesitan ser sometidos a la guía del Espíritu Santo.

A veces, al ver a esa persona que creemos que es "la indicada", podemos sentir la tentación de orar para que Dios cumpla nuestros deseos tal como los hemos imaginado. Sin embargo, Jesús nos enseñó a orar: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga tu reino; hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" (Mateo 6:9-10). Esto significa que nuestra prioridad debe ser buscar la voluntad de Dios por encima de nuestros propios deseos. Es posible que el hombre que hemos puesto en nuestra mente no sea el que Dios ha elegido para nosotros, y debemos estar dispuestas a aceptar Su plan, sabiendo que Su voluntad es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2).


Hace unos meses hice esa oración arriesgada y el señor me contestó. Pero no como esperaba. Esa persona por la cual estaba orando empezó a tener tratos hacia mi groseros, palabras hirientes y actitudes que me tomaron por sorpresa. Esa noche mientras oraba, escuché el susurro de la voz de Dios a mi corazón: ¿Aún lo quieres como esposo?

Créeme que mi oración esa noche fue: Señor, de verdad tu sabes lo que necesito, no tengas en cuenta mis oraciones insensatas.

Finalmente, mientras esperamos en Dios, es crucial que guardemos nuestro corazón. Proverbios 4:23 nos advierte: "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida". No debemos permitir que el anhelo de una relación nos desvíe de nuestra relación con Cristo, que es la más importante de todas. Mientras mantenemos nuestra mirada en Él, confiando en Su perfecto plan para nuestras vidas, podemos estar seguras de que Dios nos dará lo mejor en Su tiempo. Y si ese hombre es parte de Su voluntad para nosotras, Dios se encargará de unir nuestros caminos de una manera que glorifique Su nombre y cumpla Sus propósitos.


Con cariño


Jilary Con J

 
 
 

Comentarios


©2024 por Entre Nosotras Project.

bottom of page